jueves, 26 de junio de 2014

Cuento para reflexionar: EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO (JORGE BUCAY)

Un joven concurrio a un sabio en busca de ayuda.

— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no valgo absolutamente nada. Me gritan que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que los demás me valoren más?


El maestro, sin mirarlo le dijo: "cuánto lo siento muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizás después..." Y haciendo una pausa agregó: "Si quieres ayudarme tú a mí, podría resolver el este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar".
— E… encantado, maestro, titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
— Bien, continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió: "toma el caballo que está ahí fuera y ve al mercado. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas".




El joven tomó el anillo y se fue. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecerlo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él. Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación y recibir al fin su consejo y ayuda.


El joven entró en la habitación del maestro.
— Maestro, dijo- "lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto al verdadero valor del anillo.
— Eso que has dicho es muy importante, joven -contestó sonriendo el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías venderlo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no lo vendas. Vuelve aquí con el anillo.



El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego dijo al chico:
— Dile al maestro, joven, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro.
— ¿Cincuenta y ocho monedas de oro? -exclamó el muchacho.
— Sí, replicó el joyero.- Yo sé que con tiempo podríamos obtener cerca de setenta monedas, pero si la venta urge...



El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
— Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

EMOCIÓN Y PENSAMIENTO

Las conexiones existentes entre la amígdala y el neocórtex constituyen el centro de gravedad de las luchas y tratados de cooperación entre corazón y cabeza, entre pensamientos y sentimientos. Esta vía nerviosa explica el motivo por el cual la emoción es algo fundamental para pensar, tanto para pensar decisiones inteligentes, como para permitirnos simplemente pensar con claridad. Es muy importante el poder de las emociones para obstaculizar el pensamiento. Los neurocientíficos llaman memoria de trabajoa la capacidad de atención para mantener en la mente los datos esenciales para el desempeño de una tarea. La corteza prefrontal se encarga de la memoria de trabajo, pero existe una vía nerviosa que conecta, los lóbulos prefrontales con el sistema límbico, lo que significa que las señales intensas - ansiedad, cólera y similares- pueden ocasionar parásitos neurales que saboteen la capacidad del lóbulo prefrontal para mantener la memoria de trabajo. Este es el motivo por el cual cuando estamos emocionalmente perturbados, solemos decir que no puedo pensar bien y también permite explicar bien porque la tensión emocional prolongada puede obstaculizar la capacidad de aprendizaje del niño.









Muchos niños que presentan riesgo de fracaso escolar, alcoholismo y delincuencia no tanto porque tengan un CI bajo, sino porque su control de su vida emocional se halla restringido. Se trata de circuitos emocionales que son esculpidos por la experiencia y no deberían ser dejados al azar.

Los sentimientos son importantes para la toma racional de decisiones, porque nos orientan en la dirección adecuada para sacar el mejor provecho a las posibilidades que nos ofrece la fría lógica, el aprendizaje emocional que la vida nos ha proporcionado nos ayuda a eliminar ciertas opciones y elegir otras.

En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento esta determinado por ambos.
Por ello no es el CI lo único que debemos tener en cuenta, sino también la inteligencia emocional.


Bibliografía: inteligencia emocional Daniel Goleman.

martes, 3 de junio de 2014

EL PSIQUISMO FETAL

Diversos experimentos, permiten avanzar la hipótesis, de la existencia de una relación materno-fetal, no meramente física si no también perceptivo-psicológica, que concede al niño uterino, la posibilidad de establecer una comunicación con la madre, asimilando a tan temprana edad sus estados emocionales y su actitud vivencial hacia él,
El útero materno no es un lugar, neutro y sosegado, si no una fuente constante de estimulación difícilmente reemplazable, que condiciona al menos desde una perspectiva neurofisiológica el desarrollo del bebé.
Desde una perspectiva psicológica, el ambiente uterino es la madre a la que se encuentra ligado durante toda su gestación, la información materna puede alcanzar al infante a través de dos medios: el sonoro y el humoral.
El sonoro está constituido fundamentalmente, por la percepción del latido cardíaco materno. El niño demuestra su reactividad a sonidos disturbantes mediante el movimiento y se relaja al oír sonidos rítmicos. Esto no haría entender , por ejemplo la manifestación que se da en diferentes culturas y de manera universal de coger y acunar al bebé sobre el lado izquierdo (lado del corazón), que realizan incluso madres  zurdas.
En cuanto al canal humoral, las variaciones del medio interno de la madre se trasmiten al feto a través de la placenta. La actividad endocrina materna es de particular para el desarrollo fetal y cambios bruscos de esta actividad relacionados con experiencias de estrés pueden marcar ya antes de nacer. La creencia popular de que toda mujer gestante debe estar tranquila, no carece de base científica, puesto que el estado psicofísico de la madre, reflejado por sus secreciones endocrinas y su actividad neurovegetativa, afecta por vía placentaria al feto en formación.


 
 
 
EL NACIMIENTO: durante todo el tiempo que dura el embarazo la simbiosis madre- hijo es total. A pesar de ser dos personas distintas, ambas están tan íntimamente unidas que cuando se separan después del parto, se hace necesaria una adaptación a la nueva existencia, adaptación más acusada en el caso del recién nacido, debido a que aún no puede valerse por sí mismo.
 Pero esto no es todo el nacimiento representa para el bebé el abandono de todo lo conocido y experimentado. Fisiológicamente, ha de aprender nuevos modelos de conducta, su medio líquido se trasforma en medio seco, lo que implica que su respiración y sus sensaciones ya no son iguales,
Psicológicamente ha perdido a la madre perfecta representada por su presión, su sonido, su tacto. Estos dos aspectos, tan importantes se unen en la aparición, por primera vez del sentimiento angustioso.
El componente psicológico, afectivo vendría dado por el hecho de la separación de la madre que consistía su principal fuente estimulante y gratificante a la que estaba acostrumbrado a percibir y sentir. Además la angustia es una reacción normal asociada al cambio, al hecho de experimentar algo nuevo y desconocido, siendo no patológica sino natural, asociada al nacimiento. Pero hay más esa unión con la madre también se rompe de manera física, dolorosamente real , por medio del corte del cordón umbilical. No se debe arrancar al niño de la madre sino darle tiempo para el paso lento y progresivo de un estado a otro. Quizá por todo esto al niño no le bastan durante los primeros años de su vida con los cuidados y atenciones meramente físicas. Es conocido el papel tan importante que desempeña la madre, o en su déficit cualquier figura materna, durante este tiempo. La angustia natal desaparece cuando el niño vuelve a ser consciente de la existencia, de la proximidad de la persona amada que el creía perdida. Por eso el bebé necesita, psicológicamente, a la madre, porque sólo ella puede enseñarle, cómo lo hacía desde un principio, los sentimientos de seguridad y ternura tan importantes para la supervivencia mental como lo es el alimento para la física. Este fenómeno puede apreciarse en todos aquellos niños, aquejados de lo que se ha llamado síndrome de deprivación materna, como los de los hospicios u orfanatos o los largamente hospitalizados.


Bibliografía: M. cogollor y J.L. González de Rivera



EL PSIQUISMO FETAL

Diversos experimentos, permiten avanzar la hipótesis, de la existencia de una relación materno-fetal, no meramente física si no también perceptivo-psicológica, que concede al niño uterino, la posibilidad de establecer una comunicación con la madre, asimilando a tan temprana edad sus estados emocionales y su actitud vivencial hacia él,
El útero materno no es un lugar, neutro y sosegado, si no una fuente constante de estimulación difícilmente reemplazable, que condiciona al menos desde una perspectiva neurofisiológica el desarrollo del bebé.
Desde una perspectiva psicológica, el ambiente uterino es la madre a la que se encuentra ligado durante toda su gestación, la información materna puede alcanzar al infante a través de dos medios: el sonoro y el humoral.
El sonoro está constituido fundamentalmente, por la percepción del latido cardíaco materno. El niño demuestra su reactividad a sonidos disturbantes mediante el movimiento y se relaja al oír sonidos rítmicos. Esto no haría entender , por ejemplo la manifestación que se da en diferentes culturas y de manera universal de coger y acunar al bebé sobre el lado izquierdo (lado del corazón), que realizan incluso madres  zurdas.
En cuanto al canal humoral, las variaciones del medio interno de la madre se trasmiten al feto a través de la placenta. La actividad endocrina materna es de particular para el desarrollo fetal y cambios bruscos de esta actividad relacionados con experiencias de estrés pueden marcar ya antes de nacer. La creencia popular de que toda mujer gestante debe estar tranquila, no carece de base científica, puesto que el estado psicofísico de la madre, reflejado por sus secreciones endocrinas y su actividad neurovegetativa, afecta por vía placentaria al feto en formación.




EL NACIMIENTO: durante todo el tiempo que dura el embarazo la simbiosis madre- hijo es total. A pesar de ser dos personas distintas, ambas están tan íntimamente unidas que cuando se separan después del parto, se hace necesaria una adaptación a la nueva existencia, adaptación más acusada en el caso del recién nacido, debido a que aún no puede valerse por sí mismo.
 Pero esto no es todo el nacimiento representa para el bebé el abandono de todo lo conocido y experimentado. Fisiológicamente, ha de aprender nuevos modelos de conducta, su medio líquido se trasforma en medio seco, lo que implica que su respiración y sus sensaciones ya no son iguales,
Psicológicamente ha perdido a la madre perfecta representada por su presión, su sonido, su tacto. Estos dos aspectos, tan importantes se unen en la aparición, por primera vez del sentimiento angustioso.
El componente psicológico, afectivo vendría dado por el hecho de la separación de la madre que consistía su principal fuente estimulante y gratificante a la que estaba acostrumbrado a percibir y sentir. Además la angustia es una reacción normal asociada al cambio, al hecho de experimentar algo nuevo y desconocido, siendo no patológica sino natural, asociada al nacimiento. Pero hay más esa unión con la madre también se rompe de manera física, dolorosamente real , por medio del corte del cordón umbilical. No se debe arrancar al niño de la madre sino darle tiempo para el paso lento y progresivo de un estado a otro. Quizá por todo esto al niño no le bastan durante los primeros años de su vida con los cuidados y atenciones meramente físicas. Es conocido el papel tan importante que desempeña la madre, o en su déficit cualquier figura materna, durante este tiempo. La angustia natal desaparece cuando el niño vuelve a ser consciente de la existencia, de la proximidad de la persona amada que el creía perdida. Por eso el bebé necesita, psicológicamente, a la madre, porque sólo ella puede enseñarle, cómo lo hacía desde un principio, los sentimientos de seguridad y ternura tan importantes para la supervivencia mental como lo es el alimento para la física. Este fenómeno puede apreciarse en todos aquellos niños, aquejados de lo que se ha llamado síndrome de deprivación materna, como los de los hospicios u orfanatos o los largamente hospitalizados.

 
 
 
Bibliografía: M. cogollor y J.L. González de Rivera