lunes, 2 de febrero de 2015

Importancia del reconocimiento de emociones

Los niños, en pleno inicio de su formación emocional inicial, apenas son conscientes del estado emocional que les inunda, por lo que son incapaces de expresar y etiquetar correctamente sus emociones, desatendiendo el origen y los motivos de sus reacciones - por ejemplo, coger el juguete de su hermano sin permiso o comerse sus gominolas- ignoran las consecuencias de sus acciones, castigados en el cuarto sin ir a jugar-, y mucho menos entienden el punto de vista de su hermano ya que poseen una postura individualista, en la mayoría de los casos acaba, en un conflicto irreflexivo,- gritos, rabietas, enfrentamientos-. Tener la capacidad para reconocer el motivo o la naturaleza de su malestar (por ejemplo, coger un juguete sin su permiso o mostrar celos por algún regalo para su hermano), saber que emoción ha originado (por ejemplo, ira o celos), y valorar las posibles acciones futuras, por ejemplo (pedírselo prestado la próxima vez para que esta situación conflictiva no vuelva a suceder, son cualidades potencialmente enseñables a edades tempranas.







Uno de los problemas de padres y profesores a la hora de enfrentarse ala enseñanza emocional de sus hijos es dar por sentado que el niño posee un conocimiento emocional innato de las situaciones y conflictos.
desgraciadamente, el ser humano, no es tan racionalmente emotivo y en la mayoría de ocasiones, y no sólo en nuestra infancia, realizamos acciones irreflexivas, que nos producen un gran malestar interior y de las que queremos desprendernos, pero de las cuales apenas somos conscientes o desconocemos su origen. Para tal fin utilizamos las estrategias mas diversas con el objeto de anular o ignorar nuestros sentimientos, uso de estrategias de distracción y negación para no adentrarnos en la causa de nuestros problemas, es una pena no gozar de la gran gama de emociones y afectos de los que disone la humanidad y tal y cómo funciona la sociedad, ni siquiera tenemos el tiempo y las condiciones adecuadas de tranquilidad para dedicar al día unos minutos a reflexionar sobre nuestra vida emocional, la de nuestros seres queridos, que acontecimientos nos suceden, cómo nos afectan y supondrán en el futuro. Los profesionales de la salud insisten en lo importante, de ser consciente de lo que sentimos, cómo de la aceptación de nuestros sentimientos, sin ahogarlos con actividades distractoras.