viernes, 28 de febrero de 2014

PARASOMNIAS: PESADILLAS Y TERRORES NOCTURNOS

Las parasomnias son comportamientos inhabituales durante el sueño, eventos físicos o experiencias indeseables que ocurren durante el sueño o al inicio/final del mismo. Son la manifestación de la activación del sistema nervioso central trasmitida al sistema musculoesquelético y al sistema nervioso autónomo.

Se trata de fenómenos no graves pero sí generalmente desagradables y difíciles. Principalmente aparecen entre los tres y seis años.





PESADILLAS:

Son sueños angustiosos que despiertan al niño, que se muestra asustado, orientado y levemente activado a nivel vegetativo. Suelen ser sueños largos y elaborados, que producen terror, hacen referencia a situaciones de peligro físico y dejan un recuerdo vívido, cuando los padres llegan el niños es capaz de hacer un relato estructurado de su mal sueño. Después el niño tiene dificultad en volver a conciliar el sueño, por lo qe por la mañana puede tener somnolencia. Estos episodios tienen lugar en la fase REM del sueño, preferentemente en la segunda mitad de la noche.

Son muy frecuentes en niños entre los tres y seis años, especialmente si están sometidos a un fuerte estrés, por lo que para diagnosticarse se requiere un fuerte malestar o deterioro.

Se han planteado muchos factores en su aparición  (genéticas, ambientales , biológicasy evolutivas). Entre las ambientales se tienen en cuenta aquellos elementos que pueden generar estrés o ansiedad en el niño cómo situaciones de conflicto en casa o en la escuela, alteraciones emocionales. Pueden ser favorecidas por experiencias que el niño ha podido presenciar el día antes, pudiendo estas ser positivas o negativas. Puede ocurrir tras experiencias positivas como el temor a perder una habilidad recientemente adquirida , como el control de orina, tras haber visto una película de miedo.

Es indudable el papel que juega la ansiedad en los primeros años, especialmente en los primeros años  del desarrollo escolar en los que el niño aún confunde realidad, fantasía y contenido de los sueños por su aún incipiente desarrollo cognitivo. Además su desbordante fantasía, puede hacer que confunda los estímulos que hay en su cuarto y un atractivo peluche a la luz del día, puede transformarse en un monstruo cuando la luz desaparece.
El hecho de estar pasando una enfermedad, la separación conyugal puede favorecer la aparición de pesadillas.

Las pesadillas en niños mayores y adolescentes , en las que ya no son tan frecuentes, habitualmente son reflejo de otros trastornos, por lo que habría que diagnosticar dicho trastorno, y no la pesadilla si se demostrara que sólo aparece en el trascurso del mismo.

Tratamiento:

La ansiedad directa o indirectamente favorece la presencia de pesadillas, por ello evitar que el niño se exponga a estímulos ansiógenos, sobre todo en las horas previas al sueño, es uno de los primeros pasos a llevar a cabo. Conocer los problemas cotidianos del niño, escolares, relacionales, etc, nos permitirá descubrir y tratar los conflictos que están en la base.
Los padres deben tranquilizar al niño y asegurarle que estarán ahí si vuelve a tener miedo. El tener un objeto transicional o una luz tenue favorecerán que el niño concilie el sueño. No sobrecargar la habitación con objetos, juguetes y otros objetos de decoración es otra recomendación.
Las técnicas de modificación del contenido del sueño en las que se ensaya otro final diferente para la pesadilla, o se modifica algún detalle o se practica un afrontamiento diferente por parte del niño de la situación temida, entrenamiento en imaginación son también utilizadas.

TERRORES NOCTURNOS:

Es fácil que los padres lo confundan con las pesadillas, pero son dos fenómenos diferentes. El niño que estaba dormido, de repente se incorpora de la cama y empieza a gritar, mostrando un evidente malestar, estos gritos van acompañados de bruscos movimientos y una elevada actividad vegetativa, llanto brusco e inesperado y grandes signos de activación autonómica (respiración agitada, dilatación pupilar, sudoración), junto con agitación motora y ocasionalmente movimientos repetitivos. Si los padres ven que el niño tiene los ojos abiertos, también describen que " los mira pero no los ve ", ya que el pequeño no se encuentra realmente despierto, no responde a los intentos por calmarlo o despertarlo y tras unos minutos el terror desaparece y el niño vuelve ala cama o acaba despertándose, sin recordar el episodio o como mucho recordando vagamente la experiencia de terror.

El trastorno ocurre durante el sueño de ondas lentas NREM, en el primer tercio de la noche. Aparecen típicamente entre los dos y tres años de edad, cediendo espontáneamente  al llegar a la adolescencia.

Una de las hipótesis etiológicas lo ha relacionado con una inmadurez del sistema nervioso, lo que se apoya en el hecho de que tienda a desaparecer con la edad, también se ha relacionado con factores ambientales como estres, con factores genéticos e incluso con procesos febriles.

La actitud de los padres ha de consistir en vigilar al niño para que no se haga daño, no se caiga, sin intentar despertarle, al cabo de 5- 10 minutos el episodio desaparecerá y el niño volverá a dormir.



Bibliografía: Manual de psicopatología y Sociedad española medicina psicosomática postgrado infantil

Vanesa de la torre (Psicóloga) 620522034.

miércoles, 26 de febrero de 2014

LOS MIEDOS INFANTILES

Como hemos dicho en una artículo anterior el miedo es una reacción emocional instintiva y universal ante un peligro específico, este rasgo de especifidad,  es lo que lo diferencia, de unos estados de ansiedad que el ser humano y el niño, experimentan en ocasiones, sin que pueda precisarse el objeto o situación que lo provoca. El miedo tiene una función evolutiva que puede proteger al niño de situaciones peligrosas.
Muchos autores señalan que los miedos suelen ir en aumento desde el nacimiento, alcanzan su máximo entre los 4-7 años que empiezan a disminuir, en ocasiones resurgen en la adolescencia con caraterísticas y motivos diferentes A medida que el niño crece, aumenta su autonomía y va ampliando su mundo, en casa percibe la importancia que los hermanos y el padre tienen para la madre, tienen que ir al colegio y aceptar que allí son uno más. Muchos miedos típicos surgen en este momento, como consecuencia de los celos y la rivalidad y aunque surgen del mundo interno de los niños, de las emociones reprimidas, también las experiencias vividas tienen gran importancia.









Durante la primera infancia el sentimiento de identidad , aún no está sólidamente constituido, así como tampoco los están los límites entre el yo y los demás, ni la distinción entre realidad objetiva y fantasía, por eso son muy influenciables y pueden creer que las figuras de fantasía , como las hadas, ogros...existen., simplemente porque se las han imaginado o las han visto en ilustraciones, por ellos se asustan muchas veces ante gente disfrazada.

A medida que crecen, la expresión de sus miedos se va modificando, dominan mejor el mundo externo.

El contexto educativo puede contribuir en la aparición de miedos, por ejemplo un estilo parental autoritario, padres y madres excesivamente severos que tienden a culpabilizar al niño puede provocar que el niño se muestre inseguro y podría llevarle a evitar situaciones y retos por temor.
Asimismo un estilo parental sobreprotector, padres que ven peligros en todos lados, con constantes advertencias, también puede provocar temor.


No debemos prohibir al niño o niña sentir miedo, ni avergonzarlo por ello, eso no le hará más fuerte, debe aprender a aceptarlo y dominarlo.

¿Cuándo nos encontramos ante la patología?

Cuando el miedo no ha podido actuar de estímulo y organizador de la psique del niño, se revierte en un daño con la necesidad de una ayuda externa (pedagógica, social, psicológica..., etc), por ejemplo:


  • Cuando no puede reconocer el peligro real y repetidamente busca y se pone en situaciones de riesgo.
  • Cuando los elementos simbólicos, que deben ayudarle a expresar sus emociones son tan frecuentes que pueblan totalmente su interior, cronificando sus temores.
  • Cuando el miedo le bloquea.
  • Cuando existe un terror a la destrucción del ser.
  • Cuando aparentemente no hay miedos y ni el mismo niño los reconoce, pero cuando cede la alerta encubridora y consciente de la vigilia aparecen terrores nocturnos y pesadillas, porque en realidad había un miedo reprimido.

Hay que animar a los niños a que enfrenten sus miedos , no avergonzarles, ni ridiculizarles, ni asustarlos más para que obedezcan, hay que mantener una actitud de diálogo, de comprensión, animarlos a que los enfrenten contando historias de miedos pasados por el niño que han sido vencidos, leer cuentos, ayudarles a reconocerlos y verbalizar la situación.

"NO ES VALIENTE EL QUE NO TIENE MIEDO, SINO EL QUE TENIÉNDOLO SIGUE ADELANTE"

jueves, 20 de febrero de 2014

LOS MIEDOS EN LOS BEBÉS: PRIMERAS REACCIONES DEL BEBÉ

Los miedos infantiles no son fáciles de explicar, antiguamente no resultaba sorprendente que los padres sin mala intención , jugaran con estos miedos para lograr que sus hijos obedecieran, con expresiones como "que viene el coco", "el lobo" etc.
Los métodos educativos han ido cambiando, muchos padres saben que no hay que asustar a los niños y sin embargo los miedos aparecen incluso en los niños más protegidos, los más cuidadosamente mantenidos fuera de amenazas.

El miedo es una emoción instintiva y natural que nos avisa de un peligro real o imaginado, tiene una función evolutiva, positiva y protectora ya que advierte de la presencia de un peligro, por eso en la mayoría de los niños aparecen miedos que tienden a desaparecer, dependen de la edad como los miedos más o menos fantásticos.

Los miedos infantiles están íntimamente relacionados con el estado de extrema dependencia que nace un niño, que le hace dependiente de la madre y del entorno, por eso van cambiando y desarrollándose con la edad a medida que el niño, va cubriendo las etapas de su desarrollo.

Las primeras reacciones del miedo de un bebé, son expresión del sentimiento de peligro que experimenta ante la pérdida de sustentación, ante cambios bruscos, ruidos inesperados y los expresan con llanto temblor, sobresaltos..


Muy pronto aparecen otros miedos como el temor a separarse de su madre o de sus figuras protectoras, son manifestaciones de la ansiedad de separación del temor a perder a unas figuras protectoras de las que dependen para su supervivencia.

El miedo a los extraños se manifiesta alrededor de los 6 meses y normalmente desaparece hacia el año y medio, forma parte del desarrollo afectivo y social y en el desarrollo del apego y puede ser un indicador de la diferenciación en la mente infantil para distinguir entre lo cercano y tranquilizador y lo desconocido y angustiante, son miedos útiles y funcionan como una señal de alerta en los niños para pedir ayuda.
Esta reacción de miedo a los extraños se manifiesta por la preferencia a sus figura de apego y reacciones de cautela, miedo e incluso rechazo ante los desconocidos. Estas reacciones ante los extraños son normales y dependen de: la presencia o ausencia de la figura de apego, familiaridad del lugar, familiaridad en la que se produce el encuentro (siendo preferible que sea en lugar conocido, que la persona le hable suavemente, en voz baja, sonriendo..).

Bibliografía: "los miedos infantiles en la literatura para niños" Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Miedos infantiles EP1 Zaragoza

En próximas publicaciones seguiremos con los miedos en la infancia.


A continuación un cuento sobre el miedo a la oscuridad de www.cuentosparadormir.com

Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz.Un día recibieron en casa la visita de la tía Valeria. Era una mujer increíble, famosísima por su valentía y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que incluso habían hecho libros y películas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le preguntó a su tía cómo era tan valiente, y si alguna vez había se había asustado.- Muchísimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenía un miedo terrible a la oscuridad. No podía quedarme a oscuras ni un momento.La niña se emocionó muchísimo; ¿cómo era posible que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad?- Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos.- ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo único que tienes que hacer para vencer el miedo a la oscuridad es hacer como ellos, cerrar los ojos de la cara y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te dé miedo cierra los ojos, levántete con cuidado, y trata de ver qué es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas cómo es el miedo.- ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto?Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al poco rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la cara y abrió los de las manos, y con mucho valor fue a tocar aquella sombra misteriosa...A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una gran sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"


miércoles, 19 de febrero de 2014

EMOCIONES Y REPERCUSIONES DE REPRIMIRLAS



Entre las puertas abiertas de la ciencia, está desde finales del s. XX, la emergencia de la neurociencia, que con sus técnicas de imágenes ha permitido esbozar el funcionamiento del cerebro humano. Empezamos a esbozar porque se activan ciertas emociones, que repercusiones químicas tienen y a que circuitos cerebrales afectan.

Las emociones tienen una lógica, pueden catalogarse, comprenderse e incluso gestionarse, es decir podemos aprender a vivir con ellas, las emociones en nuestros cerebros, anidan, crían , cruzan nuestra conciencia y pueden fácilmente si no ponemos orden ocupar todo nuestro espacio, de forma arbitraria. Ignorar o reprimir estas emociones no es posible. Cada emoción reprimida dejará huella en nuestro comportamiento a través de patrones emocionales, que deciden por nosotros probablemente en contra de nuestros intereses, porque muchas emociones están basada en el miedo y la ira. Conocer nuestras emociones representa la única manera de dominar, nuestro cerebro.

La vida actual puede ser larga, compleja y solitaria. A los problemas actuales añadimos, nuestra prodigiosa capacidad de angustiarnos con problemas, con problemas que aún no tenemos debilitando nuestra salud física y mental. Necesitamos herramientas para conocernos a nosotros mismos, comprender al resto del mundo y crear nuestro propio sistema de valores.

El estrés emocional continuado daña el  cerebro, afecta al tamaño de la estructuras del cerebro, causa muerte celular y afecta a distintas conexiones cerebrales.
Los eventos emocionalmente estresantes inundan el cerebro de cortisol, hormona de estrés por excelencia, que en dosis bajas nos pone alerta y organiza nuestro comportamiento para defendernos , pero en dosis altas, nos deja agotados, desorganizados y con poca capacidad de atención.

Bibliografía: brújula para navegantes emocionales


VIERNES 21 TALLER DE GESTIÓN DE EMOCIONES. Madrid. Llamar a Vanesa (Psicóloga) 620522034

Aquí os dejo una magnifica poesía de Charles C. Finn:

LA MÁSCARA





Escucha por favor, lo que no estoy diciendo.

No te engañes conmigo, no te dejes engañar por la cara que llevo, pues llevo una máscara, mil máscaras, máscaras que temo quitarme y ninguna de ellas soy yo. 
Lo que puede ser arte es para mí un hábito. Pero no te engañes, por el amor de Dios, no te engañes. Te doy la impresión de seguridad, de que todo es alegre y sereno en mí, por dentro y por fuera; que la confianza es mi nombre y la frialdad mi juego, que el agua está en calma y mantengo el control y que no necesito a nadie. Pero no me creas. Mi cara parece lisa, pero mi cara es mí máscara, siempre variante, siempre encubridora. Debajo, no hay complacencia. Debajo hay confusión y temor y soledad. Pero yo lo oculto. No quiero que se sepa. Me horroriza pensar en la revelación de mi debilidad y mi miedo. Por ello he creado frenéticamente una máscara para esconderme, 
una fachada indiferente y sofisticada, para ayudarme a creer que me escuda de la mirada que sabe. Pero, esta mirada es mi única salvación. Mi única esperanza y yo, lo sé. Lo será, si va seguida de aceptación, si va seguida de amor. 
Es lo único que puede liberarme a mí mismo, de las paredes de la prisión que yo mismo he construido, de las barreras que tan concienzudamente erigí. 
Es lo único que me asegura de cuanto yo no puedo asegurarme, de que realmente merezco algo. Pero yo no te cuento esto. No me atrevo, temo hacerlo. Temo que la aceptación no siga tu mirada ni que la siga el amor. Temo empobrecer tu concepto de mí, que te rías y tu risa me mataría. 
Temo no ser nada en el fondo, nada bueno y que tú lo descubras y lo rehaces.
De este modo sigo mi juego, mi supuesto juego desesperado, con fachada de seguridad afuera mientras un niño tiembla dentro. 
Así empieza el desfile de máscaras, brillante pero vacío y mi vida deviene en un frente. 
Vanamente te hablo en tono cortés de charla superficial. Te cuento todo aquello que no es nada y nada de aquello que lo es todo; de aquello que llora dentro de mí. Así, cuando siga mi rutina, no te creas lo que yo diga. Escucha con atención y trata de ir lo que no digo, lo que me gustaría poder decir, lo que para sobrevivir necesito decir, pero que no puedo pronunciar.
No me gusta esconderme. No me gusta jugar partidas superficiales y falsas. Quiero dejar de jugarlas. Quiero ser auténtico, espontáneo y yo mismo, pero tienes que ayudarme. Tenderme una mano aún siendo lo último que supuestamente quiero. 
Solo tú puedes quitar de mis ojos la blanca mirada de muerto que respira. 
Solo tú puedes devolverme la vida. Cada vez que eres amable dulce y alentador, cada vez que tratas de comprenderme, porque te importa, se empiezan a formar alas en mi corazón, alas muy pequeñas, alas muy frágiles ¡Pero alas!

Con tu poder de tocarme la parte sensible, puedes soplar vida dentro de mí. Quiero que sepas esto. Quiero que sepas lo importante que eres para mí, como puedes ser el creador, un creador fiel a Dios de la persona que soy yo.
Si decides hacerlo, solo tú puedes derribar el muro tras el cual tiemblo, solo tu puedes quitarme la máscara, solo tú puedes liberarme de mi sombreado mundo de pánico e incertidumbre, de la prisión de mi soledad. 
Si decides hacerlo. Hazlo por favor. No me dejes de lado. No voy a ser fácil para ti. Una larga convicción de inutilidad construye fuertes muros. 
Cuanto más te acerques a mí, más ciegamente puedo resistirme. 
Es irracional, porque pese a lo que digan los libros sobre el hombre, yo soy irracional. Lucho contra las mismas cosas que anhelo desesperadamente,
pero se me ha dicho que el amor es más fuerte que los muros, y en esto descansa mi esperanza. 
Trata de derribar esos muros con manos firmes pero con manos suaves, porque el niño, es muy sensible.

¿Te preguntas quien soy yo?

Soy alguien a quien conoces muy bien, pues soy cada hombre que te encuentras y cada mujer que te encuentras.



Charles C. Finn




lunes, 3 de febrero de 2014

TRABAJAR NUESTROS SENTIMIENTOS PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS

Es muy importante poner nombre a nuestros sentimientos, como mecanismo para hacernos más dueños , más responsables de nuestras emociones, en ocasiones nos sentimos confusos y desorientados, no nos permitimos por ejemplo, sentirnos tristes porque creemos que "eso nos hará débiles", "que los demás sufrirán al vernos así", "que hay que evitarlo" y lo único que hacemos, es hacernos daño a nosotros mismos e incluso en ocasiones a los demás, no gestionando adecuadamente nuestras emociones y transformándolas alguna vez en otra emoción, aunque sea de forma inconsciente, como por ejemplo, un caso muy frecuente es el de trasformar la tristeza en ira.




Una vez identificado el sentimiento es importante, lograr manejarlo, de tal manera que nos lleve a obrar como deseamos, la clave de la inteligencia emocional, no es la de reprimir los sentimientos, si no canalizarlos de forma adecuada.

Si nos paramos a pensar, nos resulta difícil identificar nuestras emociones, emociones que conllevan reacciones fisiológicas que nos pasan desapercibidas.

Lo que se presenta a continuación, es una tabla para explorar nuestros sentimientos, muestra los sentimientos fundamentales, así como las diferentes reacciones fisiológicas que suelen acompañar y que muchas veces pasan desapercibidas.

Con este ejercicio se invita a explorarse a sí mismo en cada uno de estos cuatro sentimientos , ¿te animas a probar?:


EMOCIÓN
SENSACIÓN
CONTEXTO
EXPRESIÓN
RELACIÓN
¿QUÉ ESTOY SINTIENDO?
¿cómo reconozco físicamente lo que estoy sintiendo?
¿cuándo, dónde, tengo este sentimiento especialmente?
¿qué suelo hacer con él, lo expreso, lo reprimo, exploto?
¿hay alguna persona, especialmente, relacionada con este sentimiento?
MIEDO

Asustado
Aterrado
Ansioso
Atemorizado
Nervioso
Tenso
Estresado
Inquieto
Falta de aire en la respiración, opresión en la parte de atrás del cuello, taquicardia



RABIA

Airado, violento, furioso, irritado, rabioso, disgustado, frustrado, resentido, enérgico, inquieto
Puños cerrados, tensión en los músculos, dolor en el abdomen, cuello tenso, brazos listos para golpear



TRISTEZA

Triste, melancólico, deprimido, afligido, abatido, desanimado, dolorido
Nudo en la garganta, opresión detrás de los ojos y en la parte baja del pecho



ALEGRÍA

Feliz, realizado, optimista, satisfecho, contento, relajado, agradable, apacible, amable, gentil, símpático, sensible, bondadoso…




Músculos relajados